
En nuestro peregrinar a través de la vida, hay veces que nos encontramos con panoramas desoladores, en donde se nos hace más pesado el caminar, nos falta el aliento ante el exceso de calor y polvo, nos encandila un sol quemante, nos inunda la soledad y nos parece muy duro seguir.
Pero hemos de mantener el aplomo, el ritmo, el rumbo... y seguir siempre adelante. Intuimos que se avecinan cambios positivos después de un lapso de tiempo.