"Cosas de Afrodita, sin duda", pensé.
Porque después de haber recordado ese sueño, también pude recordar que la Vida nos da regalos, regalos insospechados, inesperados, inexplicables...
Un beso es todo eso, y más.
Ahhh, el Amor y sus enigmas, sus vericuetos; el Amor deslumbrante y vivificante...
Pero mejor, le dejo la palabra al inolvidable Miguel Hernández:
"Boca que arrastra mi boca,
boca que me has arrastrado,
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis días
un resplandor rojo y blanco,
boca poblada de bocas,
pájaro
lleno de pájaros.
Canción que envuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo,
muerte reducida a besos,
hacedeme morir besando...
¡Das a la grama sangrante
dos tremendos aletazos!
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la sombra,
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros...
Beso que da un porvenir
a muchachas y muchachos
que no dejarán desiertas
ni las calles
ni lo campos.
¡Cuánta boca ya enterrada
sin boca desenterramos!
Bebo en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino de los amorosos brazos...
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distante y amargos.
Beso que desenterraste el amanecer más claro,
en tu boca tres palabras,
tres fuegos has heredado:
Vida, Muerte, Amor, ahí quedan
escritos sobre tus labios."