sábado, 7 de enero de 2012

Tristezas






Pasaron ya las fiestas. 
Y se agradece.

Tras tanto trajín, tantas visitas, regalos y abrazos, comilonas, desveladas, risas y adornos, llega un momento de reflexión. Hemos de descansar de todos esos "oropeles" y distracciones mundanas, para dirigir nuestra atención a otras zonas del alma y explorar otros pensamientos y sentimientos. Es justo y es necesario para alcanzar nuevamente el balance perdido...

Hoy, 7 de enero, se cumplen 14 años de la muerte de mi adorado padre. Quiso el destino que se fuera precisamente al terminar la temporada de festejos de fin de año.
Así que, mientras escucho al fondo las notas del Recquiem de Mozart -¡a quien él tanto amaba!- y he terminado de recoger y guardar hasta los últimos vestigios de la decoración navideña, pienso que es muy adecuado volver hoy a la sencillez, a lo esencial; desnudando la casa de los ornamentos excesivos siento que también simplifico mi persona , apartando por un rato todo lo superfluo y banal.

 Y es un ejercicio que realmente lo tiempla a uno y lo tonifica. Es esta sensación de que hay dos lados para todo: lo oscuro y lo claro, lo leve y lo pesado, lo externo y lo interno ... lo triste y lo alegre, lo callado y lo sonoro. Y que la vida está formada de todo ello, de modo que cada fenómeno es parte de lo mismo, por opuestos que parezcan. Hacen falta todos los diferentes momentos y estados de ánimo para conformar el universo total que es una vida, nuestra vida, la Vida. Y si llegamos a aceptar este hecho, todo fluye mejor.

Pienso una vez más en la filosofía oriental, con su Ying y su Yang, con su Rueda de la Vida que es como un inmenso mandala multiforme y multicolor. ¡Cuánta sabiduría! 
No debemos ignorar ni omitir los episodios de melancolía, cuando realmente corresponden con una situación determinada. Hay gente que solamente busca relajamiento y diversión y rechaza completamente los otros estados, tan necesarios también. Eso, creo yo, no es correcto ni sano.  El secreto es no caer en los excesos, sino mantener el Justo Medio del que hablaba Confucio.

Hoy, pues, me siento triste y lo reconozco. Lo acepto, y me dejo envolver en este sentimiento, inevitablemente. Porque no sólo es el aniversario de mi papá, sino que además, este fin de año se me fue también uno de mis amigos más entrañables. Es un hueco tremendo el que dejó, pero estoy trabajando sobre mi misma para integrarlo. Valga este pequeño post para brindar un homenaje a quienes se ausentaron, dejando sin embargo mi vida enriquecida con su presencia.


domingo, 1 de enero de 2012

Puentes


"El puente"/ Pastel sobre papel cansson/ 45 x 60 cm

Que el paso de un año a otro sea suave. Fluido. Amable. Pacífico.
Que no haya sobresaltos, ni tristezas, ni abandonos...
Que abunden la salud y la buena voluntad, la alegría y la unión,
y que la prosperidad lo envuelva todo, con tintes de amor y amistad.


Con este sencillo paisaje, que pinté in situ en un  paraje no muy lejano de casa, quiero entrar en el 2012, portando mis mejores deseos para tod@s mis lector@s y amig@s.


Entremos al nuevo año con actitud positiva, bien dispuestos y abiertos a lo que venga. 




Y, si algún obstáculo se nos atraviesa, que encontremos manos amigas para apoyarnos... tal y como dicen Simon & Garfunkel de manera tan bella en esta entrañable canción:









Muy feliz año nuevo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!