sábado, 30 de mayo de 2009

La Cascada



"La Cascada" / Óleo sobre tela de Liz Hentschel / 80 x 1,20 m



"Debo estar confundido", se dijo.


Será mejor que me deje guiar por ese rumor de agua que cae...


¡Ahhh! Menos mal que me encuentro este paraje. Me siento aqui perfectamente. La caída incesante de agua limpia es un símbolo de purificación, de relajación, de claridad.


El agua tiene mucho que enseñarnos, escuchemos su mensaje ancestral y refrescante, su melodía vital: el eterno movimiento, que no cesa, nos muestra que nunca es la misma agua la que vemos; ese continuo fluir es símbolo de renovación, de estar siempre dispuestos al cambio, para seguir adelante en nuestro peregrinar.

viernes, 22 de mayo de 2009

Susurros Luminosos





"Las Haditas" / Pastel sobre papel gamucina/ 42 x 75 cm

Después de un rato, él empezó a bostezar, pues se sintió contagiado por el sueño del hada: estaba escuchando -o tal vez imaginaba que escuchaba- alguna extraña melodía como de cristales sonando levemente a lo lejos, o quizá fuesen los cantos de los grillos, pero... No lo entendía muy bien, mas le agradaba. Parecían quizás como risas infantiles, muy queditas...

Cuando ya iba a buscar un tachón de césped o musgo para recostarse, vio un espectáculo insólito. Al principio, pensó que eran luciérnagas que revoloteaban entre los árboles y arbustos, pero luego miró con más detenmiento y...

sábado, 9 de mayo de 2009

La Siesta

"Alas de Mariposa"/ Pastel sobre papel murillo/ 55 x 78 cm

Los sonidos y ecos se seguían escuchando todo el tiempo, con mayor o menor intensidad. Pero en un momento dado, llegó a un paraje en donde no se oía nada: imperaba un silencio casi total.

Y entonces, sobre unos frescos helechos que estaban precisamente a la altura de sus ojos, vió a una primorosa hada. No medía más de 30 cms, y estaba plácidamente dormida.

sábado, 2 de mayo de 2009

Un Bosque

"Camino a Los Venaditos"/ Acuarela sobre Papel Fabriano/ 50 x 70 cm

Vio entonces que había una salida. Y decidió encaminarse hacia allí. Era un sendero que lo invitaba a internarse en él, un lugar aparentemente solitario, pero se escuchaban agradables sonidos con ecos. ¿Serían tal vez cantos de jilgueros y zenzontles?