sábado, 23 de julio de 2011

Oteando desde las Alturas

"Desde el Cerro de Santiago" (Estudio). Pastel sobre papel. 40 x 30 cm

Hay momentos en que es saludable tomar distancia de las cosas para adquirir una perspectiva más amplia. ¿Cuántas veces no nos encontramos inmersos en un problema, en una rutina, en una relación conflictiva, y nos desesperamos por no lograr cambios ni encontrar soluciones?

He comprobado que es necesario, en determinados momentos, separarse de los problemas para verlos de otra manera más serena y fría. Los fenómenos adquieren otra dimensión, permitiéndonos una mayor objetividad.


"Desde el Cerro de Santiago". Óleo sobre tela. 120 x 90 cm

Como pintora que soy, ejercito este distanciamiento cuando pinto paisajes extensos. Veo horizontes lejanos y siento que esto me da una mayor templanza, o incluso, tal vez, cierta sabiduría. El contraste entre un primer y un último plano me enseña cuán distintos pueden ser los puntos de vista, cuán relativo es todo.
Si bien muchas veces me atrae el pintar objetos o seres cercanos llenos de detalles, hay otras ocasiones en que siento un llamado a alejar mi objetivo, obteniendo una especie de "vista de águila" que me da una amplia perspectiva... del objeto pictórico y de la vida en general.

El tiempo es otra variable que ayuda a dimensionar las cosas, pues nos da otro tipo de distancia.

Este cuadro es un ejemplo de dos momentos distintos: primeramente, subí hasta la cima de este cerro, con mi equipo de pasteles a cuestas, y realicé un estudio in situ que conlleva la vivencia misma de visitar las alturas. Más tarde, ya en mi estudio, pinté el mismo motivo con óleos sobre un gran lienzo. Dos momentos/ dos técnicas/ dos vivencias, y un mismo motivo.